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Aunque el concepto de préstamo parece muy sencillo, si estás pensando en solicitar un dinero para una compra, inversión o necesidad de liquidez es importante que sepas qué tipos de créditos existen. Solo así sabrás cuál se adapta mejor a tus necesidades concretas.
Pedir un préstamo puede ser una solución muy interesante en un momento puntual en el que necesitas una cantidad de dinero determinada. Así, el banco te presta la cuantía total del dinero, la cual tendrás que ir devolviendo progresivamente. Pero, ¿conoces los distintos tipos de préstamos que existen? En este post, te los explicamos detalladamente para que puedas comprobar cuál es el más adecuado según tus necesidades.
Parece una pregunta muy básica, pero se trata de un concepto que conviene tener totalmente claro antes de solicitar uno en tu entidad financiera de confianza. Un préstamo bancario es una operación financiera en la cual un banco presta un determinado capital a un prestatario, que puede ser una persona física o jurídica. Esta operación está sujeta a un contrato vinculante a través del cual el prestatario se compromete a devolver la cantidad prestada en un plazo determinado, más los intereses que se hayan establecido previamente. Tanto el plazo de devolución como el porcentaje de intereses deben estar reflejados en este documento.
Existen un conjunto de términos asociados a un contrato de solicitud de préstamo que debes conocer con antelación. Si te fijas, todos ellos forman parte de la definición inicial que hemos hecho de préstamo bancario:
El capital es la cantidad de dinero total que el prestatario pide al banco. También puedes oír hablar del capital vivo, concepto que hace referencia a la cantidad que todavía falta por devolver.
Podemos definir el interés como el precio que establece el banco por anticipar el dinero del préstamo. Así, la cantidad total que el prestatario debe devolver al banco es la suma de dinero que este le ha prestado más los intereses, que se fijan previamente según el tipo de interés de cada banco, expresado porcentualmente. Los intereses pueden ser fijos o variables, según algunas cuestiones como el plazo de amortización o devolución, así como el riesgo que el banco asume según las características del prestatario. Algunos de los tipos de interés más frecuentes son el TIN (Tipo de Interés Nominal) y TAE (Tasa Anual Equivalente). Este último es el que más debe captar tu atención, puesto que es el que va a determinar la cantidad total que deberás devolver al banco en función del capital solicitado en el préstamo.
Por último, el plazo es el período de tiempo en el que se acuerda que el prestatario realizará la devolución íntegra del préstamo, incluyendo los intereses. Al igual que el resto de conceptos, debe estar reflejado en el contrato.
Si vas al banco a pedir un crédito, debes saber que hay tres figuras clave en esta operación:
Pero, si no dispones de los activos necesarios para presentar como aval, debes presentar un avalista, la persona o entidad que se haría responsable de sufragar la deuda. Es un elemento imprescindible para pedir un préstamo y que te lo concedan.
En función de para qué quieras el dinero, deberás escoger el tipo de préstamo correspondiente para conseguir que te lo den. Estos son los tipos de préstamo que puedes solicitar:
Este tipo de préstamos se destinan a sufragar necesidades individuales de un cliente a título particular. Por ejemplo, para la compra de un coche. De hecho, los más comunes dentro de esta clasificación son:
En una situación de incertidumbre económica como la que vivimos, muchas empresas (especialmente pequeñas y medianas) deciden pedir un préstamo para hacer frente a gastos e inversiones necesarias y para las que no disponen de liquidez. Cuando se trata de una empresa, el banco suele ser más exigente y solicitar información más precisa. Así, es habitual presentar un informe que justifique tanto la necesidad del préstamo como su viabilidad, evitando dar lugar a futuras situaciones de impago.
No todos los bancos ofrecen préstamos específicos para autónomos que no tienen una empresa propia, como es el caso de los freelance. No obstante, en estos casos el riesgo que corre el banco suele ser mayor. Por este motivo, es frecuente que soliciten más documentación y justificantes para conceder el préstamo de manera segura.
Como su propio nombre indica, los préstamos hipotecarios están destinados a financiar la adquisición de una vivienda, aunque también se pueden pedir para arrancar un negocio. En este tipo de préstamos, la cantidad suele ser más elevada. Por este motivo, el plazo de devolución o amortización es mayor, mientras que los intereses, por lo general, suelen ser más reducidos.
La confianza en una entidad bancaria es clave para pedir un préstamo, y gran parte de esa confianza se debe a la flexibilidad que ofrece cada banco según la situación y características de sus clientes. En Caja Rural nos adaptamos a cada cliente y, por ello, contamos con diversos productos y servicios con los que satisfacer todas las necesidades. Todos los clientes del Grupo Caja Rural que cumplan las condiciones necesarias pueden contratar el préstamo preconcedido de forma ágil y fácil, sin tener que desplazarse a una oficina. Solo necesitas una app para realizar esta gestión, lo que te permitirá hacerlo de forma muy rápida y disponer del dinero lo antes posible. Además, ponemos a tu disposición el simulador de préstamos, una herramienta digital con la que podrás comprobar cuál es la mejor opción según el dinero que necesites y tus posibilidades de devolución. Y, si lo que quieres es pedir un préstamo hipotecario, te aconsejamos utilizar nuestro simulador de hipotecas, para ver todas las opciones que tienes. Si quieres resolver cualquier duda, te animamos a acudir a la oficina de Caja Rural más cercana o a contactar con nosotros vía online para responderte de manera personalizada.