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Existen numerosos instrumentos para invertir tu dinero. La Bolsa, los fondos y los ETF pueden ser opciones excelentes, siempre que se adaptan a tul perfil de riesgo como inversor y a las estrategia que quieras definir. Por ello, conviene que entiendas cuáles son sus características para poder aprovecharlas.
Antes de adentrarse en las diferencias, hay que conocer las características de cada uno.
La Bolsa es un mercado financiero en el que tiene lugar la compraventa de acciones y otros activos financieros (ETFs, Renta fija). A él acuden, por un lado, compañías para captar financiación que les permita alcanzar sus objetivos y, por otro, inversores que quieren obtener un rendimiento de su dinero. Así, la actividad que se genera tiene un fuerte impacto en la economía de todo un país.
Los fondos son vehículos de inversión colectiva, es decir, agrupan el patrimonio que ha aportado un gran número de inversores. . Esta forma de invertir requiere de un menor esfuerzo, dado que no tienes que seleccionar las empresas en las que quieres invertir tu dinero. De esa actividad se encarga un gestor, que es la figura que lleva a cabo la selección de activos siguiendo unas pautas fijadas de antemano en la política de inversión del fondo.
Los gestores actúan en nombre de los inversores, les mantienen informados de los movimientos de forma periódica y administran la cartera de acciones. Además, puedes encontrar fondos de todo tipo, pues unos están especializados en un determinado sector económico, otros se centran en la renta fija, en materias primas,o fondos mixtos que combinan renta fija y renta variable. En cualquier caso, debes tener en cuenta que los rendimientos y riesgos se comparten entre todos los participantes.
Un ETF (exchange trade fund o fondo cotizado) es un producto financiero que combina características de los fondos de inversión y las acciones. A grandes rasgos, se organiza de forma similar a los primeros, pues consiste en una cesta de valores cotizados, en ocasiones todo un índice. Asimismo, tienes la posibilidad de adquirir participaciones como si fueran títulos bursátiles cuyo valor varía en función de la oferta y la demanda.
Al igual que los fondos de inversión, hay ETF especializados, en renta variable y fija, divisas o materias primas. También se caracterizan por una gestión pasiva, ya que replican los movimientos de los productos. Por ejemplo, un ETF del IBEX 35 reproducirá las fluctuaciones que ocurran con un cierto margen de error.
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Ahora que conoces en qué consiste cada uno, te resultará más sencillo comprender los aspectos que los diferencian. De entre todos, los siguientes son los fundamentales:
Decantarte por una de estas opciones depende de los objetivos que tengas en mente, el ahorro disponible y de tu interés en llevar a cabo una gestión más o menos activa. Además, cabe la posibilidad de combinar los tres para conseguir una mayor diversificación, aunque siempre planificando con suficiente cautela.
Como ves, la Bolsa, los fondos y los ETF son excelentes vehículos para canalizar tus inversiones. Cada uno cuenta con unas características propias que te van a beneficiar. Si quieres profundizar en tus conocimientos, en Atrévete a Invertir encontrarás un video formativo que explica las principales diferencias de invertir en cada uno de estos instrumentos financieros. ¡Sigue aprendiendo!